Si usted tiene que cerrar una venta importante para la empresa en la que trabaja y tiene que hacer una presentación a la alta gerencia de una compañía, es probable que prefiera sentirse confiado en lugar de inseguro: la mayoría de las personas probablemente preferiría sentir una emoción positiva que una negativa. Aun así, todas las emociones son naturales. Sentir emociones, tanto positivas como negativas, es una parte inherente del ser humano.
Las emociones positivas son aquellas que normalmente encontramos agradables de experimentar. Cohn & Fredrickson (2009) afirman que las emociones positivas son respuestas agradables a nuestro entorno, o nuestro propio diálogo interno, y que son más complejas y específicas que las simples sensaciones. Algunos ejemplos de emociones positivos son la alegría, la paz, el placer, la confianza y la satisfacción.
Por otro lado, las emociones negativas son aquellas que normalmente no encontramos agradables de experimentar. El Diccionario de Psicología APA las define como “una reacción emocional desagradable, a menudo disruptiva, diseñada para expresar un afecto negativo. La emoción negativa no conduce al progreso hacia la consecución de los objetivos”. Entre ellas, podemos mencionar al enojo, el resentimiento, la inseguridad, la frustración, entre otros.
No se trata de suprimir aquellas emociones que nos desagradan, sino de abrazarlas e integrarlas a nuestra esencia.
¿Cómo nos ayudan las emociones negativas?
Las emociones negativas nos advierten sobre amenazas o desafíos a los que debemos enfrentarnos. Por ejemplo, el miedo puede alertarnos de un posible peligro. Es una señal de que podríamos necesitar protegernos. Los sentimientos de ira nos advierten que alguien cruzando un límite o violando nuestra confianza. La ira puede ser una señal de que podríamos necesitar actuar en nuestro propio nombre.
Las emociones negativas enfocan nuestra conciencia. Nos ayudan a concentrarnos en un problema para que podamos solucionarlo. Pero demasiadas emociones negativas pueden hacernos sentir abrumados, ansiosos, agotados o estresados. Cuando las emociones negativas están desequilibradas, los problemas pueden parecer demasiado grandes para manejarlos.
¿Cómo nos ayudan las emociones positivas?
Las emociones positivas equilibran las negativas, pero también tienen otros beneficios poderosos.
En lugar de limitar nuestro enfoque como lo hacen las emociones negativas, las emociones positivas afectan nuestros cerebros de manera que aumentan nuestra conciencia, atención y memoria. Nos ayudan a absorber más información, tener varias ideas en mente a la vez y comprender cómo las diferentes ideas se relacionan entre sí.
Cuando las emociones positivas nos abren a nuevas posibilidades, somos más capaces de aprender y desarrollar nuestras habilidades. Eso lleva a hacerlo mejor en las tareas y pruebas.
Las personas que tienen muchas emociones positivas en su vida cotidiana tienden a ser más felices, saludables, aprenden mejor y se llevan bien con los demás.
Finalmente, lo importante de ambos tipos de emociones es que sirven para mantenerse equilibradas, dado que cada una cumple una función en la vida de las personas. No se trata de suprimir aquellas emociones que nos desagradan, sino de abrazarlas e integrarlas a nuestra esencia.
Luis Sánchez | Especialista en calidad