La resiliencia se ha convertido en una de las habilidades más importantes en esta época de pandemia, a raíz del covid-19. La resiliencia puede definirse como el proceso de adaptarse bien frente a la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o fuentes importantes de estrés, como problemas familiares y de relación, problemas de salud graves, dificultades financieras o factores estresantes en el lugar de trabajo. Si bien la resiliencia implica «recuperarse» de estas experiencias difíciles, también puede implicar un profundo crecimiento personal.

Queda clara la importancia de esta habilidad en un contexto como el que vivimos; pero ¿cómo fortalecer la resiliencia de las personas? En este punto, es importante precisar que, independientemente de las acciones que pueda desplegar la organización para fomentar la resiliencia de sus empleados, este objetivo solo podrá alcanzarse en la medida que los individuos tengan la voluntad para desaprender y aprender, así como el coraje para atreverse a cambiar un poco cada día. Tal como lo decía María Holloway: “La resiliencia es saber que eres el único que tiene el poder y la responsabilidad de levantarte”.

«La resiliencia es saber que eres el único que tiene el poder y la responsabilidad de levantarte».

Una vez aclarado lo anterior, se presentarán tres ideas sobre qué es lo que pueden hacer las organizaciones para ayudar a construir resiliencia en el centro de trabajo.

  1. Enseñar técnicas de reencuadre cognitivo. Coach o entrenadores pueden trabajar ejercicios con los empleados que los ayuden a ver nuevas posibilidades en cada situación. Además de ofrecer una perspectiva distinta ante una circunstancia particular, los entrenadores pueden contribuir a que las personas adopten, por sí mismas, formas diferentes de ver un problema. Esta mirada fresca facilitará que los individuos se recuperen, aprendan y crezcan ante los desafíos (Waters, 2021).
  2. Desarrollar fortalezas. Coach o entrenadores pueden trabajar de forma conjunta con los empleados para identificar con claridad los puntos fuertes que todas las personas tienen y a partir de este conocimiento establecer estrategias para aprovecharlas. De esta manera será un poco más sencillo superar los retos del trabajo y la vida personal. En ese misma línea, se pueden gestionar las debilidades, quizás no para eliminarlas completamente; pero sí para llevarlas hasta un nivel en que estas no representan un obstáculo para el desempeño.
  3. Establecer un programa de capacitación para el liderazgo resiliente. Aunque la resiliencia se forja en el conflicto, las organizaciones pueden prepararse y desarrollar las habilidades de resiliencia en los lideres actuales y futuros. Los líderes son los llamados a cultivar la resiliencia en sus equipos y, por ello, deben demostrar que tienen la capacidad para aprender a afrontar la realidad (aunque no sea tan buena como se quisiera), conocen su propósito (recuerdan por qué están ahí y por qué hacen lo que hacen), se sienten cómodos con la flexibilidad, conocen sus límites y se cuidan a sí mismo, procesan los fracasos y celebran los logros.

Finalmente, las organizaciones que promueven la resiliencia de sus empleados se van a ver beneficiadas porque contarán con colaboradores con mayor capacidad de aprendizaje, mayor rendimiento, mayor confianza en sí mismo, menores ausencias por enfermedad, trabajadores que pueden mantener la calma en situaciones de alta presión, entre otras bondades.

 

Luis Sánchez | Especialista en calidad

 

Referencias:

Waters, S. (9 de agosto del 2021). Why building resilience is a top skill for the workplace. BetterUp. https://www.betterup.com/blog/how-to-build-resilience-why-resilience-is-a-top-skill-for-the-workplace

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