Hablar de integridad es ser conscientes de nuestra fortaleza de espíritu que nos hace permanecer fieles a nuestros principios.  Una persona íntegra es aquella que tiene el valor de vivir con una rectitud, bondad y honradez que se entienda como intachable.

Este es un valor que se aprende en casa, con el ejemplo y la forma de comportarse de los padres; se refuerza en la escuela, en donde maestros y profesores tienen un rol importante para afianzar el desarrollo de carácter y valores; para finalmente practicarla en el entorno laboral.

En las organizaciones los valores tienen que desarrollarse y practicarse partiendo desde los más altos niveles de la organización e ir decantando hacía los niveles siguientes, de esta manera serán más efectivos y consistentes.  El comportamiento de los directores, gerentes y jefes es fundamental para crear condiciones de una cultura basada en valores y altamente competitiva a través de sus trabajadores.

Sin embargo, es importante señalar que la integridad no se pierde de un solo golpe sino poco a poco, muchas veces con comportamientos frente a temas de baja relevancia y de fácil justificación.  Las personas íntegras reconocen que las cosas pequeñas se tomen en cuenta y por ende por muy irrelevantes que parezcan no hacen trampa ni son tentados a realizar algo que no es correcto.

COCINADOS EN SU PROPIO CALDO – gabriel gil

Existe una fábula que se titula la rana en una olla con agua en la que se explica claramente cómo los valores bien afianzados en momentos difíciles ayudan a tomar la decisión correcta.

La fábula cuenta acerca de una rana nadando en una olla de agua que se está calentando a fuego lento; el agua se pone tibia y a la rana le parece agradable y sigue nadando. Sube la temperatura y el agua se calienta, pero la rana no se inquieta, y al subir más el calor ya la rana no tiene fuerzas para salir hasta que acaba hervida.  Si a la rana la hubiéramos sumergido de golpe en una cazuela caliente, seguro que ella hubiera saltado y salido del recipiente.

En el libro The Integrity Advantage, la primera característica con que se identificaron a las personas íntegras es que para ellas LAS PEQUEÑAS COSAS CUENTAN, lo cual se aplica a la fábula anterior.

Como parte de la sociedad en que vivimos, debemos apuntar a la transparencia y a la ética como valores fundamentales para lograr que nuestro desarrollo y crecimiento económico sea auténtico y sostenible en el tiempo.

Sin integridad cualquier logro deja de ser real.  Por más capacidades, inteligencia y buena actitud que tenga una persona, sin integridad sus resultados nunca serán positivos.

 

Doris Cayo

Consultor / Coach Ontológico

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